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lunes, 8 de diciembre de 2008

Algunas consideraciones sobre las formas de hacer el Taijiquan

Durante casi 10 años practiqué solo dos formas del Taijiquan y una la olvidé en el camino; después, comencé a dar clases y sumé una forma más a mi repertorio; pensaba que cuidaba y que seguía ciertos lineamientos técnicos que había leído en los libros y que recordaba de mis primeras clases, las únicas hasta ese momento, durante mi época universitaria.

Mi concepción del "hacer taiji" se basaba en la búsqueda de la relajación y el bienestar físico a partir de una serie de principios que todos hemos escuchado: la respiración, la posición base, el movimiento circular, la fluidez, la lentitud, el control de la cadera, etc... No había mayores exigencias y el camino era suave, rico, agradable; no necesitaba aprender más formas o buscar enseñar más.

Cuando el movimiento de la vida me trajo a China y con ello al aprendizaje técnico del Taijiquan, me obligué a no buscar más aquellos puntos en los que había sustentado mi práctica durante todos los años anteriores, perder un poco esa experiencia interior que buscaba en mi práctica diaria y comenzar desde cero en el lugar donde el Taijiquan se había originado.

Lo primero que descubrí es que exactamente nadie, absolutamente nadie, veía el taijiquan de la forma en que en México y gran parte de occidente lo vemos, como una técnica de relajación, espiritualidad e incluso crecimiento interno. El Taijiquan en China era un arte marcial, así de simple, más cercano al deporte que a la filosofía. Tenía caracteristicas que ayudaban a la salud pro eso era un resultado de su práctica, simplemente. La relajación en todo caso era necesaria para una buena realizacoón técnica de los movimientos, no un fin.

Con el tiempo he descubierto que existe todo un juego de ocultamiento de los asuntos religioso-filosóficos en las artes marciales y lo que aparentemente es sólo deporte y técnica marcial, para quien quiere adentrarse con profundidad, se convierte en un camino espiritual y filosófico sólo si sabe abrir las puertas para ello, muchas de ellas engañosas, tramposas y corruptas, pero otras sinceras en sus creencias.

Pero si uno no encuentra esas puertas o cae en aquellas del engaño, del maestro ambiciosos y embaucador, entonces comienza a perder la fe. La belleza de aprender el taijiquan comienza a perderse también cuando se percibe que en los torneos y competencias sólo se busca la habilidad extrema, la perfección técnica, la coreografía, y uno se siente verdaderamente lejos de aquellas imágenes y sensaciones que alguna vez lo acercaron a este arte físico. No hablemos de aquellos que lo hacen únicamente para ser estrellas de cine o televisión.

El hacer público mi aprendizaje en un Blog y el exponer las prácticas de otros en los videos, incluyendo mis maestros, me ha traído tanto maravillosas experiencias y contactos como el choque con personas con un agudo sentido de la crítica basándose principalmente en esas cuestiones técnicas de las que hablo.

He recibido comentarios sobre lo bueno o lo malo que se hace una forma, sobre los errores que hay en ellas, pero también he recibido comentarios devastadores sobre lo negativo que es mostrar a uno u otro maestro practicando el taijiquan, comentarios que exponen una guerra de "sectas" en el Taijiquan, una guerra de "maestros y escuelas", una guerra de regiones y estilos en China y otro países asiáticos, una guerra entre occidente y oriente, algunos hablan de la degradación de un arte marcial a una baile de exhibición, de la vergüenza de presentar una técnica de alto nivel al nivel de un bajo acto circense...

Todo ello me conmociona, me hace pensar, soy un hombre al que le gusta pensar en las razones, y también soy un hombre emotivo.

Li Deyin dice en alguna parte de su libro "Taijiquan" que hay dos maneras de practicar el Taijiquan, una es para sí mismo, para la salud y la relajación ( y que en ese caso siguiendo los principios básicos y la práctica la vida está solucionada), y otra para la destreza técnica de un arte marcial ( y es ahí donde es importante buscar la forma y la perfección del movimiento).

Yo hace mucho que había decidido que mi camino era el camino de la salud, la espiritualidad, y el bienestar que puede proveer un movimiento de esta calidad. El impase de un aprendizaje técnico en Pekín me ha dado seguridad en mis conocimientos, en aquellos principios básicos, pero también me ha dado una visión diferente de algo de lo que no quiero tener ni luchar por, competencia.

La grandeza del Taijiquan, desde mi punto de vista, está en la experiencia físico-mental al practicarlo; y es cierto que cuando se trabajan con mayor precisión los detalles técnicos la experiencia se vuelve más profunda, trascendental, porque se perciben en mayor grado esos principios. Y es ahí donde yo quiero quedarme o avanzar, seguir practicando y perfeccionando, seguir conociendo esos princpios en mayor profundidad, seguir sensibilizándome más al movimiento y a las reacciones de mi cuerpo al realizarlo; y que aquellas experiencias que expongo en el Blog y que aquellos que expongo en los videos estén y se muestren ahí porque me han ayudado a entender mejor cómo lograrlo, porque con su práctica me inspiran a un perfeccionamiento de mia propia práctica.

Y que lo otros, aquellos que buscan la guerra y la confrontación hablen y hablen hasta cansarse, y entonces, cansados, se vayan lentamente a practicar alguna forma del Taijiquan, y así retomar energías y la calma interior, algo que no les interesa para su guerra (al fin artistas marciales) pero que sí les funciona para su vida.







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