El pronóstico del tiempo para hoy 23 de junio de 2009 en Pekín es de 40 grados centígrados al medio día. Eso quiere decir que la mañana no podría estar muy fría que digamos... Según los termómetros ha estado alrededor de 34 grados a las 8 am.
Sí, como estaba previsto, es un verano caluroso.
Las últimas semanas, debido a clases que tiene el maestro y falta de espacio cerrado, hemos comenzado las sesiones de Taijiquan al aire libre a las 8 a.m., bastante tarde en comparación con los otros años que era siempre a las 6 o 6:30 a.m. Eso significa que las sesiones son menos "frescas"; a las 8 de la mañana ya ha salido el sol y brilla en todo su esplendor, calentando todo de una manera inusitadamente rápida y haciendo sudar sólo por pestañear.
Pues hoy, con todo y este calor, le hemos seguido (parece que le seguiremos todo el mes), y bueno ¿a qué voy? A que... practicar taijiquan a 35 grados centigrados se vuelve un poco difícil.
La idea de quien hace Taijiquan es ejercitarse, relajarse, pero también en una sesión con maestro lo que uno busca es aprender y practicar aquello que no está técnicamente bien; así que hay que repetir movimientos, una y otra vez, y buscar su perfeccionamiento. Imaginen eso a 30 o 32 grados y subiendo.
Una vez que trabajábamos hoy así, a los 30 minutos estábamos verdaderamente exhaustos. Y yo, en especial alterado por el calor, comenzaba a vivir un tipo de delirio mientras hacía la forma Wu de 45 movimientos, una de las más complicadas para mí porque tiene todo un cambio de estilo de hacer cada movimiento, totalmente diferente a las formas Yang (las que domino mejor) y que por lo tanto necesita de mayor concentración. Entre más avanzaba imitando la forma más me perdía en una maraña de detalles erróneos e incluso poses enteras equivocadas, como si ni mirar al maestro me funcionara para imitarlo. Logré terminarla sin detener el trabajo por mis errores pero en un estado físico y mental deplorable. La sonrisa del maestro (también sudado, claro) explicaba mi estado físico y mental; me pidó que descansáramos un poco, sacudiendo piernas y brazos. Tomé un poco de agua que ayudó a recuperarme; mi maestro bebió de su té especial, como todo buen chino. Y después de un rato continuamos practicando porque, por supuesto, tenía que repetir bastante errores que tuve al hacer la forma.
Es una experiencia más, pero que no la recomiendo a nadie.
En general los maestros chinos aconsejan NO practicar el Taijuquan al aire libre durante lluvia o tormentas que se aproximan, cuando hay mucho viento y entre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde, pero en esta época de calor debería ser no más allá de las 8 y dependiendo del calor durante la noche.
Entonces recuerdo esos momentos de las 6 a.m. con el aire fresco (o frío) del amanecer y sintiendo la salida del sol al final del entrenamiento o durante el mismo, y comprendo verdaderamente que el taijiquan es no sólo un ejercicio sino también una terapia para la salud, física y mental; al final del entrenamiento uno está contento, energetizado y dispuesto a vivir un día entero. En cambio, practicado en esta época y entre 8 y 10 am, lo único que se provoca es una fatiga que nos hará envejecer más rápido y no tener energía para el resto de día. Juego con eso, claro, pero no dudo en volver a pedir mis sesiones al amanecer.
Un saludo desde la calurosa y contaminada ciudad de Pekín (Beijing si quieren llamarle así.)
Sí, como estaba previsto, es un verano caluroso.
Las últimas semanas, debido a clases que tiene el maestro y falta de espacio cerrado, hemos comenzado las sesiones de Taijiquan al aire libre a las 8 a.m., bastante tarde en comparación con los otros años que era siempre a las 6 o 6:30 a.m. Eso significa que las sesiones son menos "frescas"; a las 8 de la mañana ya ha salido el sol y brilla en todo su esplendor, calentando todo de una manera inusitadamente rápida y haciendo sudar sólo por pestañear.
Pues hoy, con todo y este calor, le hemos seguido (parece que le seguiremos todo el mes), y bueno ¿a qué voy? A que... practicar taijiquan a 35 grados centigrados se vuelve un poco difícil.
La idea de quien hace Taijiquan es ejercitarse, relajarse, pero también en una sesión con maestro lo que uno busca es aprender y practicar aquello que no está técnicamente bien; así que hay que repetir movimientos, una y otra vez, y buscar su perfeccionamiento. Imaginen eso a 30 o 32 grados y subiendo.
Una vez que trabajábamos hoy así, a los 30 minutos estábamos verdaderamente exhaustos. Y yo, en especial alterado por el calor, comenzaba a vivir un tipo de delirio mientras hacía la forma Wu de 45 movimientos, una de las más complicadas para mí porque tiene todo un cambio de estilo de hacer cada movimiento, totalmente diferente a las formas Yang (las que domino mejor) y que por lo tanto necesita de mayor concentración. Entre más avanzaba imitando la forma más me perdía en una maraña de detalles erróneos e incluso poses enteras equivocadas, como si ni mirar al maestro me funcionara para imitarlo. Logré terminarla sin detener el trabajo por mis errores pero en un estado físico y mental deplorable. La sonrisa del maestro (también sudado, claro) explicaba mi estado físico y mental; me pidó que descansáramos un poco, sacudiendo piernas y brazos. Tomé un poco de agua que ayudó a recuperarme; mi maestro bebió de su té especial, como todo buen chino. Y después de un rato continuamos practicando porque, por supuesto, tenía que repetir bastante errores que tuve al hacer la forma.
Es una experiencia más, pero que no la recomiendo a nadie.
En general los maestros chinos aconsejan NO practicar el Taijuquan al aire libre durante lluvia o tormentas que se aproximan, cuando hay mucho viento y entre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde, pero en esta época de calor debería ser no más allá de las 8 y dependiendo del calor durante la noche.
Entonces recuerdo esos momentos de las 6 a.m. con el aire fresco (o frío) del amanecer y sintiendo la salida del sol al final del entrenamiento o durante el mismo, y comprendo verdaderamente que el taijiquan es no sólo un ejercicio sino también una terapia para la salud, física y mental; al final del entrenamiento uno está contento, energetizado y dispuesto a vivir un día entero. En cambio, practicado en esta época y entre 8 y 10 am, lo único que se provoca es una fatiga que nos hará envejecer más rápido y no tener energía para el resto de día. Juego con eso, claro, pero no dudo en volver a pedir mis sesiones al amanecer.
Un saludo desde la calurosa y contaminada ciudad de Pekín (Beijing si quieren llamarle así.)
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