Cuando se ha venido a China a buscar a los grandes maestros, a buscar la profundidad filosófica de sus bases y a buscar la habilidad técnica en cualquiera de sus artes marciales y de primer golpe se encuentra uno con que una gran cantidad de sus mejores practicantes son un grupo de ególatras del físico que buscan sacar el mayor provecho de su habilidad técnica, termina uno por desilusionarse fácilmente. Pero en el transcurso de nuestra educación y proceso con los maestros y los practicantes chinos descubrimos a su vez que ha habido siempre vertientes en el camino de los grandes practicantes, algunas más efusivas que otras, y una de ellas es las Artes Marciales como espectáculo.
Durante mi estancia en China he podido ver muchos espectáculos basados en Artes Marciales y prácticamente todos usan niños, niños que en occidente denominaríamos prodigio, pero que aquí por la disciplina del trabajo en la artes marciales chinas se vuelven un tanto cotidianos.
Aún en las exhibiciones de Taijiquan (que en realidad son de Wushu), llevan siempre un grupo de niños que son la delicia de los espectadores y en general son los que se llevan los más fuertes aplausos. Después en el mismo espectáculo se presenta un buen adolescente con una energía extrema y sorprendente, y al final, los maestros, seguros, maduros, sabios en sus movimientos; ésta es una estructura que se repite continuamente y que por lo tanto funciona, y da dinero.
El famoso monasterio de Shaolin, es tanto un monasterio religioso, como una escuela que gana millones de yuanes con visitas turisticas, cursos rápidos y exhibiciones espectaculares.
¿A qué voy con ésto? Quiero decir que en China hay más de dos vertientes en la Artes marciales: no sólo es deporte y mística sino también espectáculo, y que por lo tanto, con el imponente espectáculo enfrente, deslumbrante, no significa que se haya acabado lo otro; atrás de él siempre estará la gran habilidad deportiva que se puede adquirir sólo con la práctica continua al lado de un verdadero maestro y la profundidad mística de sus bases filosóficas. Con el Wushu se puede ser Lao zi, se puede ser Li Deyin o se puede ser Bruce Lee.
Los niños antes que lo místico, incomprehensible aún para ellos, tienen la obligación deportiva con competencias y entrenamientos físicos, y el impulso del sueño de ser más que aplaudidos, de ser vistos como estrellas de cine, en donde las artes marciales tiene un lugar preponderante en oriente.
El Wushu en China, incluyendo Gongfu y demás... viven místicamente, se enfrentan deportivamente y sueñan indiscutiblemente con la fama comercial. No necesariamente se tienen que cruzar los tres caminos que se ofrecen pero ahí están, presentes los tres.
Uno de los mejores ejemplos de una unión de las artes marciales con el espectáculo pero ent odo caso con la sabiduría de un arte centenario es la Opera de Pekíng ( y la Opera china en general). La Opera de Pekíng ha utilizado desde su nacimientos hace más de 200 años las artes marciales como un medio codificado de lucha sobre la escena, así los ejercitos se enfrentan en movimientos de artes marciales aprovechando su espectacularidad. Un actor de la Opera china debe ante todo ser cantante y excelente practicante de artes marciales.
Entiéndase que no lo critico, es algo que veo y reconozoco, que existe y lo quiero hacer patente. Vine a China a buscar las fuentes de lo que he estudiado por años y encuentro a su alrededor muchas cosas más; eso enrriquece mi cultura y mi capacidad de juicio.
Les comparto algunos videos donde se muestra cómo es que se usaban las artes marciales a principios del siglo XX como espectáculo de calle (1) y en otros cómo se sigue usando en exhibiciones de Wushu con niños y adolescentes.
Sobre como se usa en cine no creo que tenga que poner ejemplos.
Juego con espadas en una calle de Shanghai en 1927:
Boxeo del borracho en una calle de Shanghai en 1927:
Niños haciendo un wushu espectacular:
Juego de wushu con cadena:
Opera de Pekíng (Opera de Beijing):
(1) Por supuesto hay información del uso de las artes marciales chinas como espectáculo desde tiempos inmemoriales. Los archivos imperiales de todas las dinastías anteriores están repletos de ello.
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